viernes, 27 de noviembre de 2009

Practicar la presencia de Dios.

Practicar la presencia de Dios.


Porque David dice de él: «Veía al Señor siempre delante de mí. Porque está a mi diestra no seré conmovido».
Hechos 2:25


La verdadera prueba del carácter y de la vida espiritual de una persona no es lo que hace en los momentos extraordinarios de la vida, sino lo que hace en el diario devenir de su vida, cuando nada grande o emocionante sucede.

En el siglo XVI existió un monje a quien llamaban hermano Lawrence. Este monje expresó una gran verdad que debe ser aceptada y practicada por cada uno de los cristianos del siglo XXI. Afirmó: «Para mí el tiempo de actividad no es diferente del tiempo de oración. El bullicio y las presiones de la vida diaria no me hacen perder el sentido de la presencia de Dios ni la paz y tranquilidad que él me da».

Como se puede ver, Lawrence no sentía urgencia por retirarse en soledad para encontrarse con Dios, para adorarlo y tener comunión y compañerismo. Se encontraba con él en toda actividad que realizaba. Esta es la clase de vida que Jesús desea para cada uno de sus seguidores.

La Biblia habla de varios hombres que practicaron la presencia de Dios. El primero que menciona es Enoc, de quien se dice que caminó con Dios. También tenemos el caso de José, del cual se dice que el Señor estaba con él en cuanto hacía. Podríamos mencionar también a Moisés, que se sostuvo como viendo al invisible. De Eliseo se dijo que vivía como en la presencia de Dios. El apóstol Pablo, por su parte, puso los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe.

¿Qué significa en nuestros tiempos practicar la presencia de Dios diariamente? ¿Cómo podemos practicar la presencia de Dios? Para nosotros significa que hablamos con nuestro Padre celestial constantemente acerca de las actividades, las reuniones, los quehaceres, las frustraciones y las alegrías de nuestro diario vivir. Significa orar acerca de las cosas según van surgiendo cada día. Significa que, cuando nos detenemos frente a la luz roja de un semáforo, oramos por aquellas personas, necesidades y amigos, que Dios trae a nuestra mente. Significa entonar un cántico de alabanza al Creador, mientras estamos en un atasco al viajar a nuestro trabajo, o al regresar a nuestro hogar.

Este día aprovecha todo momento para estar en contacto con el Señor. Cualquiera sea el lugar donde te encuentres o la actividad que realices, no lo pierdas de vista. Como el profeta Eliseo, vive siempre, actúa y habla como en la presencia de Dios. Siente que el Señor está a tu diestra y que nada ni nadie hará que lo olvides.


Juan O. Perla

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